En el blog Por La Boca Muere El Pez Bitácora de Javier Armentia, astrofísico y director del Planetario de Pamplona (Navarra, España), he encontrado una entrada titulada Sobre la Risa, que describe algunas imvestigaciones hechas sobre la risa.
A menudo se ha afirmado que sólo nosotros, y quizá otros primates cercanos evolutivamente usan sonidos como la risa cuando juegan, o para expresar emociones. Los circuitos neuronales implicados en la risa están en el sistema límbico, una parte evolutivamente antigua de nuestro cerebro, y que son compartidos por muchas más especies. Hay, así, una risa animal, como ha afirmado recientemente, en la revista Science, Jaak Panksepp, investigador del Centro sobre Neurociencia, Mente y Conducta del Departamento de Psicología de la Bowiling Green State University, de Ohio (EEUU).
Estudiando la conducta de ratas, perros y chimpancés, Panksepp encuentra similitudes entre la risa de los bebés humanos cuando juegan, o son acariciados y la de estos mamíferos. El problema principal es estimar, por parte de los científicos, si esas conductas animales están relacionadas realmente con emociones positivas, como sucede con la risa humana. Las ratas, por ejemplo, juegan a perseguirse y hacerse cosquillas, emitiendo aullidos o jadeos carácterísticos, con frecuencias similares. Estos cosquilleos, además, crean lazos sociales entre los individuos y utilizan idénticos circuitos neuronales a los humanos, relacionados con la liberación de dopamina. Se ha comprobado que se puede condicionar estas conductas de juego, que son posteriormente buscadas por los animales. Algo similar sucede con los cachorros de perro. Son indicios de que, quizá, hay un humor de perros o humor de ratas muy diferente de lo que imaginábamos.
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