miércoles, 7 de enero de 2009

Risoterapia contra el estrés

Uno de los beneficios psicológicos de la Risoterapia es la disminución o eliminación del estrés. El estrés puede definirse inicialmente como la reacción del organismo frente a toda demanda física o psicológica que se le haga.

El síndrome del estrés se define como una combinación de tres elementos: el ambiente, los pensamientos negativos y las respuestas físicas. Estos interactúan de tal manera que hacen que una persona se sienta ansiosa, colérica o deprimida. Los sucesos del mundo son sólo un primer paso del síndrome del estrés, también son necesarios los pensamientos que clasifican e interpretan aquellos sucesos y una respuesta física que se interpreta como una emoción particular. La ansiedad nos lleva a la angustia. Los sucesos, los pensamientos y la activación del cuerpo constituyen el síndrome del estrés. El resultado es la angustia: una emoción dolorosa. Si una persona clasifica un suceso como peligroso, si interpreta la reacción del cuerpo como miedo, entonces siente miedo.

Existen dos fórmulas básicas para explicar el síndrome del estrés:
Estímulo ambiental —> activación fisiológica —> pensamientos negativos = emoción dolorosa.
Estímulo ambiental —> pensamientos negativos —> activación fisiológica = emoción dolorosa.

En la primera fórmula, un estímulo ambiental (un neumático deshinchado) produce una activación fisiológica (tensión y esfuerzo necesarios para cambiar el neumático) seguida de una interpretación negativa de la activación (estoy enojado) y finalmente una emoción dolorosa (cólera). La emoción dolorosa depende de la cantidad de activación sentida por cada persona.

En la segunda fórmula un estímulo ambiental (un proyecto muy ambicioso) da paso a pensamientos negativos (podría arruinarme), seguido de activación fisiológica (acaloramiento súbito) y una emoción dolorosa (ansiedad).

En el síndrome del estrés se crea un circuito de retroalimentación negativo entre la mente y el cuerpo. Para romper el circuito se deben cambiar los pensamientos, las respuestas físicas o se debe alterar la situación que dispara una reacción de alarma.

El estrés puede ser clasificado en función de tres dimensiones:
- Intensidad. Hipoestrés (poco estrés) e hiperestrés (mucho estrés).
- Connotación positiva o negativa. Distress (un estrés negativo, en el cual las demandas son muy grandes para nuestro organismo) y eustress (estrés positivo, cuando el estrés estimula a mejorarnos y superarlo).
- Duración. Estrés agudo (muy poco estrés pero muy fuerte, como un shock emocional) y estrés crónico (un estrés leve que dura mucho tiempo).

Selye fue capaz de separar los efectos físicos del estrés de otros síntomas sufridos por sus pacientes a través de su investigación. Observó que sus pacientes padecían trastornos físicos que no eran causados directamente por su enfermedad o por su condición médica. Selye describió el síndrome de adaptación general en tres estados:
- Alarma de reacción, cuando el cuerpo detecta el estímulo externo.
- Adaptación, cuando el cuerpo toma contra medidas defensivas hacia el agresor.
- Agotamiento, cuando al cuerpo comienzan a agotársele las defensas.
El estrés incluye distress, el resultado de acontecimientos negativos, y eustress, el resultado de acontecimientos positivos. Aunque se produzca una situación de distress al mismo tiempo que otra de eustress ninguna de las dos se anula mutuamente. Ambas son adictivas y estresantes por sí mismas.

El estrés puede directa o indirectamente contribuir a desórdenes generales o específicos del cuerpo y la mente. En primer lugar, esta situación hace que el cerebro se ponga en guardia. La reacción del cerebro es preparar el cuerpo para la acción defensiva. El sistema nervioso se despierta y las hormonas se liberan para activar los sentidos, acelerar el pulso, profundizar la respiración y tensar los músculos. Esta respuesta (a veces llamada la respuesta de luchar o huir) es importante, porque nos ayuda a defendernos contra situaciones amenazantes. La respuesta se programa biológicamente. Todo el mundo reacciona más o menos de la misma forma — tanto si la situación se produce en la casa como en el trabajo.

Los episodios cortos o infrecuentes de estrés representan poco riesgo. Pero cuando las situaciones estresantes se suceden sin resolución, el cuerpo permanece en un estado constante de alerta, lo cual aumenta la tasa de desgaste fisiológico que conlleva a la fatiga o el daño físico, y la capacidad del cuerpo para recuperarse y defenderse se puede ver seriamente comprometida. Como resultado, aumenta el riesgo de lesión o enfermedad.

Desde hace 20 años, muchos estudios han considerado la relación entre el estrés de trabajo y una variedad de enfermedades. Alteraciones de humor y de sueño, estómago revuelto, dolor de cabeza y relaciones alteradas con familia y amigos son síntomas de problemas relacionados con el estrés que se ven comúnmente reflejados en estas investigaciones. Estas señales precoces del estrés de trabajo son fácilmente reconocibles. Pero los efectos del estrés de trabajo en las enfermedades crónicas son más difíciles de diagnosticar, ya que estas enfermedades requieren un largo período de desarrollo y se pueden ver influidas por muchos factores aparte del estrés. Sin embargo, gran número de evidencias sugieren que el estrés tiene un papel preponderante en varios tipos de problemas crónicos de salud, particularmente en enfermedades cardiovasculares, afecciones musculoesqueléticas, y afecciones psicológicas.El concepto del estrés de trabajo muchas veces se confunde con el desafío, sin embargo, estos conceptos son diferentes. El desafío nos vigoriza psicológica y físicamente, y nos motiva a aprender habilidades nuevas y llegar a dominar nuestros trabajos. Cuando nos encontramos con un desafío, nos sentimos relajados y satisfechos. Entonces, dicen los expertos, que el desafío es un ingrediente importante del trabajo sano y productivo. En la actualidad existen una gran variedad de datos experimentales y clínicos que ponen de manifiesto que el estrés, en función de su intensidad y duración, puede producir alteraciones considerables en el cerebro. Éstas, incluyen desde modificaciones más o menos leves y reversibles, hasta situaciones en las que incluso se produce muerte neuronal. Se sabe que el efecto perjudicial que puede producir el estrés sobre nuestro cerebro está directamente relacionado con los niveles de las hormonas de glucocorticoides que son secretados en la respuesta fisiológica del organismo. Aunque la presencia de determinados niveles de estas hormonas es de gran importancia para el adecuado funcionamiento de nuestro cerebro, el exceso de glucocorticoides puede producir toda una serie de alteraciones en distintas estructuras cerebrales, y especialmente en el hipocampo, una estructura que juega un papel crítico en muchos procesos de aprendizaje y memoria.

Mediante distintos trabajos experimentales, se ha podido establecer que la exposición continuada a situaciones de estrés a niveles elevados de las hormonas del estrés puede producir tres tipos de efectos perjudiciales en el sistema nervioso central:
- Atrofia dendrítica: es un proceso de retracción de las prolongaciones dendríticas, que se produce en ciertas neuronas. Siempre y cuando termine la situación de estrés, se puede producir una recuperación de la arborización dendrítica, por tanto, puede ser un proceso reversible
- Neurotoxicidad: es un proceso que ocurre como consecuencia del mantenimiento sostenido de altos niveles de estrés o GCs (durante varios meses), y causa la muerte de neuronas hipocampales
- Exacerbación de distintas situaciones de daño neuronal: este es otro mecanismo importante, por el cual, si al mismo tiempo que se produce una agresión neural (apoplejía, anoxia, hipoglucemia, etc..), coexisten altos niveles de GCs, se reduce la capacidad de las neuronas para sobrevivir a dicha situación dañina.


No hay comentarios:

Blog sobre todo lo relacionado con la Risa, la Terapia de la Risa y el Humor.