martes, 20 de enero de 2009

Reír para vivir: la risoterapia, un nuevo método de curación

La risa alivia el dolor, hace desaparecer la amargura y al mismo tiempo rejuvenece. Aplicar esta técnica no sólo mejora la salud corporal sino también la mental. Los últimos estudios sobre este tema han demostrado que el humor juega un papel importante en el cuidado de la salud aun cuando los pacientes padecen una enfermedad terminal. En la reunión del Congreso Real de Enfermería, (2008) la risa como terapia ha sido un serio objeto de debate. En los hospitales, algunas personas piensan que el humor es algo trivial y no profesional; sin embargo eso ya no es así. Desde hace algún tiempo, diversos profesionales de la salud practican la técnica de la risoterapia porque establece una conexión más viable con el paciente, a pesar de que pueda estar sufriendo una enfermedad.
Investigadores canadienses, junto a personal médico, observaron a pacientes con enfermedades terminales y graves en centros de cuidados intensivos y paliativos. El trabajo consistió en una serie de entrevistas tanto a los pacientes como a sus familiares. Después de casi 300 horas de estudio, concluyeron que el humor jugaba un papel importante para fomentar las relaciones interpersonales en el trabajo sanitario. Este estudio ayudó a demostrar que tener sentido del humor reduce las tensiones cuando las cosas no van bien, alivia las situaciones embarazosas y humaniza el servicio sanitario que muchas veces se vuelve rutinario, además de favorecer las relaciones entre los profesionales.

Sin embargo, los investigadores también encontraron que el humor podría crear distancias y problemas de comunicación. Una enfermera comentaba que si ella bromeaba con el paciente, después le sería difícil descubrir por qué el enfermo estaba disgustado. A pesar de esa disyuntiva, el personal se sintió satisfecho porque se dio cuenta de que los pacientes sonreían "Eso te hace sentir que has hecho algo, no médicamente pero quizás emocionalmente sí", dijo otra enfermera.

Por otro lado, en el debate sobre 'El humor en el cuidado sanitario y enfermería' celebrado en el Congreso Real de Enfermería 2008, se manifestó que el humor tenía efectos positivos en los individuos. No obstante, el congreso también discutió sobre algunos malos entendidos como resultado de un inapropiado humor. "El humor no consiste en decir una broma sino en saber contextualizarlo de manera que pueda aliviar la circunstancia del dolor", decía un informe académico que sirvió como antecedente a este debate. Y "esa responsabilidad la tienen las enfermeras que deben interactuar de forma apropiada con el paciente y ayudar así su bienestar", puntualizaron. En ese mismo sentido, los estudiosos canadienses agregaron que el humor era muy importante en estos centros de salud, ya que debido a la gravedad de los casos, suelen ser bastante estresantes.

Por esa misma razón, se crea en España, la Asociación Mundial de la Risa, una organización presidida por María Cruz García Rodera, una experta de la risa, que viene estudiando este tema desde hace 20 años Esta asociación, fundada en Barcelona en 2003, cuenta con cinco miembros en su Junta Directiva y tres médicos que trabajan en el Comité Científico de Investigación: Ramón Mora, Jordi Boch y Jorge Rodríguez. Asimismo, cuenta también con la colaboración de 600 personas que intentan promover la aplicación de la risoterapia debido a sus numerosos efectos paliativos psíquicos y físicos. "Hoy en día nos reímos muy poco y tenemos tendencia a las risas cerradas, es decir las risas falsas y huecas, que no generan movimiento muscular. Todo lo contrario sucede con la risa abierta, ya que es más sincera y sí genera movimiento facial y corporal, además de una mejor respiración. El resultado es que se obtiene una risa más saludable", señala García.

Gracias a uno de los talleres de la risa, Martha Aymerich pudo superar una etapa difícil en su vida A raíz de su separación marital, sufrió casi año y medio de tristeza y apatía, además de tener trastornos digestivos a diario. Su médico le había diagnosticado depresión y crisis de madurez de los 40 años. No obstante, después de tres meses de terapia de risa, cambió su forma de pensar y su estilo de vida. "Dejé de llorar y ya no caminaba encorvada. Empecé a arreglarme y a vivir un poco más de la magia de las cosas", dice con satisfacción. "Ahora soy una persona completamente diferente", puntualiza Martha, dueña de un restaurante en la capital catalana. Cuando la persona se ríe, libera una sustancia llamada endorfina que produce una sensación de bienestar, "es la llamada hormona de la felicidad", manifiesta García. Es por eso que es muy beneficiosa para superar enfermedades y circunstancias psicológicas difíciles.

En la actualidad, no sólo las empresas desean adquirir lo servicios de un terapeuta de la risa para favorecer la integración en el trabajo, sino, y con más razón, los centros de salud, geriátricos y escuelas demandan también esta técnica en busca de nuevas formas de curación y aprendizaje, y qué mejor que hacerlo de una forma divertida como la risa.

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