domingo, 14 de diciembre de 2008

Sonría, por favor

Texto: Amando de Miguel.
AMANDO DE MIGUEL
Nació en Pereruela (Zamora) en 1937, es Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, director del Instituto Tábula V y autor de diversos libros de sociología y colabora con medios de comunicación.

Chaplin decía que un día sin ella es un día perdido y Víctor Ruiz Iriarte la consideraba ‘el lenguaje universal de los hombres inteligentes’. Hablamos de la sonrisa, de ese gesto que encierra tantos y tan diferentes significados y que, según los científicos, es una estupenda medicina para la mente. No es ninguna broma: el simple hecho de sonreír hace que nuestro organismo produzca endorfinas que, además de ser un analgésico natural, generan en nosotros una inmediata sensación de bienestar.

Esta expresión es una de nuestras primeras y más fieles compañeras a lo largo de la vida. La prueba es que los bebés aprenden a sonreír mucho antes que a hablar. Concretamente, lo hacen desde la tercera semana de vida, cuando su relajada sonrisa dirigida al infinito refleja su satisfacción después de comer o demuestra lo bien que se sienten durmiendo. Poco después, empiezan a sonreír de forma intencionada y con toda la cara, no sólo con la boca, para comunicarse con los demás. Es la llamada ‘sonrisa social’. Y un mes después surge la de ‘anticipación’ ante la cercanía de momentos placenteros como el baño, la comida..
Entonces ¿nacemos ‘destinados’ a sonreír o aprendemos a hacerlo? Hay quien afirma que no existen gestos que sean innatos ni que tengan el mismo significado en todas las culturas. Sin embargo, se ha demostrado que la sonrisa social se da tanto en niños videntes como en niños ciegos de nacimiento, que no pueden haberla aprendido por imitación. Y algunas investigaciones han probado que personas de muy diferentes culturas asocian las mismas emociones (alegría, sorpresa...) a ciertas expresiones. ¿Quién tiene razón? Lo más aceptadoes que, si bien es verdad que existen algunos gestos innatos, no es menos cierto que estos gestos se ven influidos por la edad, el sexo, la cultura... Así, por ejemplo, la sonrisa es algo común a la especie humana, pero aparece condicionada culturalmente.

LA SONRISA ES UNA SEÑAL QUE EL ROSTRO LANZA PARA MOSTRAR QUE NO HAY AMENAZA
Tampoco es fácil definir qué se esconde tras una sonrisa...y no sólo en el caso de la de La Gioconda. Se sabe que los chimpancés utilizan un gesto muy parecido para calmar la hostilidad de animales más fuertes, pero en los humanos la cuestión es más complicada. Por un lado esta expresión es, sobre todo, reflejo de un estado de placer o de satisfacción. También es evidente su relación con el sentido del humor, algo sobre lo que ya escribió Henri Bergson. Hace más de un siglo, este filósofo publicó un librito titulado ‘La risa: ensayo sobre la significación de lo cómico’ que analizaba las situacionesque provocaban esta reacción. Según contaba, el primer estadio sería la sonrisa y el último, la hilaridad. Eso sí, las situaciones risibles, que suelen contener elementos de sorpresa, deformación, imitación o ridículo, pueden ser muy diferentes en cada lugar. No hay más que ver las películas exóticas, cuyos personajes sonríen muchas veces ante situaciones que en nosotros jamás causarían esa reacción.

Pero, en todo caso, está claro que los significados de este gesto no pueden reducirse al placer o al humor. Caben también la sonrisa de sarcasmo, de petulancia…. Sin olvidar la que utilizamos en las interacciones sociales. Sonreímos automáticamente cuando nos encontramosa alguien, por alegría en ciertos casos... y por simple cortesía en muchos otros. Además, la sonrisa entre dos o más individuos es una señal que lanza el rostro para indicar que no existe amenaza. Viene a ser el equivalente al apretón de manos como muestra de que no se llevan armas. Esta significación es utilísima cuando un político se presenta ante su electorado potencial, por ejemplo. Un cartel político no debe mostrar rostros severos, aunque tampoco tendría utilidad que la cara recogiera un gesto de hilaridad.

En general, existen tres tipos de sonrisa amistosa, que a su vez varían de baja a alta intensidad y que conviene utilizar bien para no dar lugar a malentendidos:

Sencilla. La de baja intensidad es vacilante, en ella casi no se separan los labios y transmite un mensaje de timidez, duda y falta de confianza. En la de alta intensidad, las comisuras de la boca se retraen más y se ve parte de los dientes superiores. Transmite más confianza y suele usarse con conocidos no muy cercanos.

Superior. La de baja intensidad, en la que se ven todoso casi todos los dientes superiores, que no se separan de los inferiores, tiene más carga amistosa que las anteriores. Cuando es de alta intensidad (se abre más la boca y se cierran los ojos) expresa alegría o una duda divertida. Pero puede interpretarse como un gesto falso.

Amplia. Se descubren todos los dientes y refleja gran alegría o placer. Para muchos es el paso previo a la risa.

Sea como sea, una sonrisa a tiempo abre más de una puerta. Tan importante resulta para relacionarse con los demás que los expertos en comunicación dicen que,cuando se habla por teléfono, no hay nada como sonreír para caer bien a nuestro interlocutor: aunque no pueda vernos, nuestras palabras sonarán más cálidas.

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