martes, 21 de abril de 2009

Investigaciones hechas sobre la sonrisa y la risa

La psicóloga Jo Anne Bachorowski y su colega Michael J. Owren afirman que la risa surgió de la necesidad de establecer códigos corporales que permitieran a los seres humanos comunicar y establecer alianzas sin que mediara el lenguaje hablado. Al principio bastaba con la sonrisa. La sonrisa permitía a nuestros ancestros expresar una buena disposición hacia los demás. Pero como sabemos, la sonrisa puede ser falsificada. Se puede sonreír en casi cualquier estado de ánimo. Entonces la risa, mucho más difícil de falsificar, hizo su aparición. La risa, con su esfuerzo vocal y gestual, es un heraldo mucho más sincero de la simpatía que la sonrisa.

En un estudio publicado en la revista Psychological Science en 2002, Joanne Bachorowski analizaba la forma en que la risa funciona como una conducta social que intenta afectar a las respuestas de las otras personas: la risa es una estrategia inconsciente de influencia social, afirma esta psicóloga, que ha estudiado cómo percibimos diferentes sonidos de risas, y cuáles encontramos más atractivos, y en qué situaciones.


Habitualmente no somos buenos identificando una sonrisa verdadera de una falsa. El psicólogo Paul Ekman, del Laboratorio de Percepción de la Universidad de St. Andrews, en Fife (Escocia), considera que ello puede llegar a ser útil: es más fácil conducirse entre tus semejantes si no sabes siempre lo que realmente están sintiendo. Una especie de barrera emocional que, sin embargo, no siempre funciona. De hecho, una sonrisa falsa se crea de forma consciente y deliberada, mientras que una sonrisa espontánea urge inconscientemente.

Desde un punto de vista neurológico, en el caso en que se finge, se trata de una conducta que involucra la corteza cerebral, generando una orden motora, que fuerza la contracción de los músculos zigomáticos mayores de la mejilla, los que mueven los extremos de la comisura labial hacia afuera y hacia arriba. Espontáneamente, sin embargo, una situación que nos proporciona placer o emociones positivas se procesa en el sistema límbico, y su respuesta motora no sólo afecta a los músculos zigomáticos, sino también a los orbiculares de los ojos que son más profundos y se utilizan para cerrar los ojos. De esta manera, a la vez que adoptamos la sonrisa, entornamos los ojos y deprimimos ligeramente las pestañas.

Ekman, junto con Wallace V. Friesen, desarrollaron en 1978 un sistema de codificación de la acción facial (FACS), renovado en 2002 junto con Joseph Hager. El sistema permite categorizar las conductas que expresamos en la cara a partir de los músculos que las producen. El auge de la animación por ordenador ha usado esta caracterización psicofísica para poder dotar a los personajes de emociones más realistas. Los músculos de la cara funcionan de forma coordinada en lo que denominan unidades de acción (más de sesenta en total), que se coordinan para crear las diferentes emociones que puede proporcionar una cara, y la intensidad de la misma. De esta manera, se han generado sistemas automatizados que son capaces de reconocer, con más eficiencia que un humano, la veracidad de una risa. La utilidad de estos sistemas va más allá de la producción de animaciones, evidentemente, alcanzando la psicología clínica, la educación o el asesoramiento publicitario y político (¿cuántos políticos muestran sonrisas fingidas?). Pero no siempre es posible reconocer fielmente si una expresión como la risa es fingida. Quizá en el futuro, los sistemas de atención al cliente cuenten con capacidades de reconocer el estado de ánimo del mismo, o se pueda a partir de estos estudios desarrollar detectores de mentiras que funcionen adecuadamente. Por el momento, sin embargo, no es el caso.


En el siguiente enlace podéis ver las Unidades del sistema de acción facial FACS (Ekman y Friesen, 1978).


En la BBC tienen un test para ver si somos capaces de discriminar sonrisas falsas de las verdaderas, realizado por Ekman. Luis Alfonso Gámez, en Magonia, habla de otro test sobre sonrisas más o menos veraces.

A este respecto, en Psicothema 2003. Vol. 15, nº 3, pp. 503-504 , he encontrado la reseña de un libro muy interesante que aborda de forma teórica y práctica los aspectos más interesantes de la expresión facial de las emociones a partir de uno de los sistemas de codificación más importantes en la actualidad, el FACS. En términos generales, los autores del libro «Expresión facial de la emoción» son muy cautos y críticos a lo largo de la exposición de su obra manifestando explícitamente que algunos aspectos teóricos no están corroborados científicamente (por ejemplo, la existencia de seis emociones básicas y la hipótesis del feedback facial), aunque sometidos a discusión científica continua en la actualidad. Por otra parte, el FACS es uno de los instrumentos más utilizados en la codificación de la expresión facial que permite la investigación sobre la expresión de las emociones en aras de clarificar el análisis y la comprensión en el estudio del campo de la emoción, tal y como el lector podrá comprobar a través de su lectura.

EXPRESIÓN FACIAL DE LA EMOCIÓN. E. G. Fernández-Abascal y M. Chóliz Montañés. UNED ediciones, Madrid, 2001.

Fuente: Javarm: Sobre La Risa

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